Hexacorde ofreció la pasada noche del 6 de junio en la sala Galileo de Madrid un concierto muy armonizado con su propuesta musical: serio, calculado, de muy buena factura y a la vez con altas dosis de diversión y algo de baile. Era el primer concierto de los dos en los que hacían la presentación oficial de su segundo trabajo, Desbarates.
Ganan mucho estos madrileños (y Vanesa Muela, claro) en el directo, aunque comenzaron algo fríos y les costó arrancar, pero a medida que avanzaron fueron ganando en confianza para terminar como siempre lo hacen, bailando, ya sea con los titos de Ribera del Órbigo o con la Rumba de Harris que aparecía en el primer disco. Consiguen transmitir emociones y las contagian al público, algo que no llegan a conseguir del todo en el disco. Son de lo mejor que hay en la escena de la renovación de la música popular castellana, y ganan cada día en calidad en la interpretación. Son buenos músicos, la mayoría ya curtidos en el escenario y de seguir así, creo que se les puede augurar un buen futuro.
En cuanto al concierto en sí, desgranaron los temas que conforman este disco que ahora presentan, y su colección de ritmos castellanos. Tocaron un ajechao, algún baile corrido, seguidillas, una mudanza, también una alegre polca, un brincao… Vanesa cantó de maravilla y siguió el ritmo de las panaderas -de tradición le viene- golpeando con la mano una mesa (eso sí, fea, de terraza de bar, aunque ya nos contó ella después que era difícil traer una mesa de madera de verdad; se lo perdonamos), y los famosos titos, que ya son como una de las señas de identidad de Hexacorde. También hubo colaboradores: Jaime Medina, panderos; Javier Barrio, guitarro e Israel Sánchez, al violín… En fin, hubo mucho y bueno. Y hasta Rafael Alonso hizo una divertidas presentaciones que alegraron a la concurrencia.
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