El decano de los tamborileros extremeños, Santiago Béjar Domingo, con más de cincuenta años al servicio de la música popular extremeña, puede presumir además de una larga experiencia en la enseñanza de la flauta y el tamboril en la Universidad Popular de Plasencia, en la Escuela de Tamborileros de Jaraíz de la Vera o en el Centro de Cultura Tradicional y Promoción de la Artesanía de la Diputación de Cáceres.
Nacido en Casar de Palomero (Cáceres) hace 87 años, comenzó a aprender los sonidos de su tierra a los ocho años de edad, siguiendo la tradición de su padre Celedonio Béjar, que fue uno de los principales informantes de García Matos en la década de los 30-40 del siglo XX. Empezó con la flauta dulce y el clarinete y a los 17, creó una orquestina con saxo, clarinete y batería que tuvo tanto éxito que tuvieron que ampliar el salón de baile del pueblo. Enseñó a tocar el saxofón al hijo del tío Laurentino (el del salón de baile) a cambio de que le enseñaran a él el oficio de albardero. Sorprendentemene, su primera flauta de tres agujeros cayó en sus manos en Plasencia ya mediada la década de los ochenta, después de jubilarse. Amplio conocedor del repertorio tradicional de la zona, se encabezonó en encajar el repertorio de saxofón dentro de la tesitura de la flauta, lo que le creó más de un quebradero de cabeza. Desde entonces es habitual verle en todos los eventos de la zona norte de Extremadura y se dedica desde entonces a dar clases y a enseñar todo lo que sabe a sus alumnos, como bien hizo su padre.
