Era una de las citas musicales más esperadas del programa de la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo y ‘los Celtas’ no defraudaron a sus incondicionales vallisoletanos. Más de una década después de su última actuación en la Plaza Mayor (cuando todavía las fiestas eran en honor a San Mateo), los músicos vallisoletanos volvieron a subirse sobre ese mismo escenario, en el que fueron desfilando hasta 60 músicos, para presentar en directo los temas de su nuevo disco y entonar sus temas de siempre, aquellos en los que en todo momento han hecho gala de sus orígenes vallisoletanos y que su público demandaba a gritos.
Que Cifu, Óscar, Goyo y Alberto, Diego, José, Jorge y Antón tenían ganas de subirse otra vez a estas tablas quedó demostrado desde el primer momento, cuando comenzaron a sonar los acordes del instrumental 'Breizh positive' con el que abrieron la velada. Pero que la ciudad también estaba ansiosa de escucharles de nuevo quedó bien a las claras cuando, de segundas, se arrancaron con el 'Ya está bien', que llenó de aires celtas, de letras reivindicativas (algunos dicen que comprometidas) y resacas de marineros borrachos el corazón de la capital. «Es un momento tremendamente emocionante estar aquí, jugar en casa y sentir el calor y el candor de nuestros conciudadanos. Muchas gracias por venir», clamó Cifuentes, antes de entonar 'En estos días inciertos'. El recital continuó con 'Gente distinta' y con 'Tranquilo majete', una canción de hace 17 años pero cuya letra parece escrita antes de ayer: «Si en España el aumento del paro, ya va por el tercer millón, y si el campo se va a la mierda, y el poder huele a corrupción. Tranquilo, no te pongas nervioso, tranquilo majete en tu sillón». Hay cosas que no cambian. Y ahí están los Celtas para denunciarlas y nosotros para cantarlas. Claro, que tampoco estábamos solos. Con Tostones gritamos 'Trágame tierra', con Armando Ruido (dulzainas incluidas) reclamamos 'Cuéntame un cuento', con los amigos gaiteros de GRB, Divertimento Folk y Triquel cantamos 'Tú eres el mejor' , con los saxofones y trompetas de la Banda de Coca le tendimos la mano al 'Emigrante' y con los mejores vinateros de la provincia le declaramos nuestro 'Amor al vino'. El calendario nos recordó a mitad del concierto que volvía a ser, como siempre, 20 de abril del 90, y los mecheros dieron a luz antes de encarrillar la fiesta final para iluminar 'La senda del tiempo', una canción rotunda, hermosa, tan nostálgica como espléndida (dicen que hasta al Conde Ansúrez se le escapó una lagrimita) que está pidiendo a gritos convertirse en el himno oficial de Valladolid, de una Pucela que celebró ayer, 15 años después, el regreso de unos de los suyos (quizá los mejores) a la Plaza Mayor. Ya era hora, coño.
Fuentes: V.M.Vela (El Norte de Castilla), El Día de Valladolid